Llegar lejos en el mundo del fútbol no es algo precisamente sencillo. Son muchos los chicos que sueñan con jugar en los mejores equipos del planeta, ganar los títulos más importantes y de paso, hacerse millonarios. Porque los deportistas de hoy en día, y en especial los futbolistas, son capaces de generar unos ingresos increíbles siempre que sepan encauzar sus carreras. Hablamos de contratos millonarios que pueden dejar una auténtica fortuna en sus cuentas corrientes. Claro que cuando estás acostumbrado a esa vida desde que eres prácticamente un adolescente y solo sabes gastar, el dinero puede esfumarse enseguida. No son muchos los futbolistas profesionales que han conseguido mantener una vida estable después de retirarse. Hay que pensar que pasan en apenas unos años de ganar muchísimo dinero a no tener ingresos fijos. Algunos tratan de seguir vinculados al fútbol como técnicos y entrenadores. Otros prefieren tener negocios fuera del deporte, como en el caso de Gerard Piqué, dueño de la Kings League.
Tener buena cabeza y una mentalidad equilibrada es uno de los puntos más importantes para llegar a ser una estrella. Sorprendentemente, también se han dado caso de jugadores profesionales de mucho talento que han logrado llegar ahí sin ser precisamente cabales. Muchos afirman que los genios, al fin y al cabo, también tienen ese punto de locura que les hace especiales. Pero si no sabemos canalizar esa parte de nosotros mismos, todo el esfuerzo que hayamos realizado servirá de poco. Hay futbolistas díscolos, que han tenido problemas de actitud y peleas con sus compañeros y sus entrenadores. Jugadores que han logrado destacar por sus goles y sus intervenciones en el campo, pero que se han ganado la fama de “problemáticos”. A pesar de ser grandísimos futbolistas, sus carreras se han visto mermadas por culpa de esos comportamientos. Uno de ellos es el italiano Mario Balotelli, un joven delantero que despuntó por su olfato goleador y su carisma, pero que tuvo que enfrentarse también a su propia forma de ser. Y es que Balotelli, hijo de inmigrantes y con una infancia bastante duro, forjó una personalidad muy fuerte que, según el mismo reconoce, le ha alejado de ser Balón de Oro.